J.
Krishnamurti Bombay
5ta. Plática Pública marzo 4 1962
1 Esta
tarde me gustaría hablar, si es posible, acerca de la pereza, el sufrimiento,
la acción, y, si hay tiempo, acerca de la belleza.
2 Ideas y
teorías realmente no van a cambiar la mente ni el corazón.
Ningún
tipo de persuasión, premio o castigo va realmente a modificar la astucia de la mente
o la crueldad del corazón. Ninguna creencia o dogma va a disuadir el curso de
la mente que busca obtener lo que ella desea. Sería una lástima que cada uno de
nosotros saliera de estas reuniones con un poco de palabras que son solamente
ideas quemadas que nada cambian; porque la mutación sólo ocurre cuando uno
percibe profundamente los hechos reales.
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La costumbre que hay para entender algo es discutirlo, analizarlo, buscar
referencias; encontrando muchos argumentos a favor y en contra; pero al final
quedamos como al comienzo: embotados, insuficientes, insensibles, completamente
sumidos en nuestras preocupaciones y compromisos, sin que ninguna cantidad de esfuerzo
y pensamiento disuelva nuestro problema. Yo ahora voy a hablar sobre estos
problemas como ya lo hice antes con el miedo, el poder, el status y la
autoridad. No estoy manejando ideas ni propaganda porque ellas no revelan el
hecho y
ustedes
necesitan entender los hechos.
Ni los templos ni los libros ni los maestros
nos van a enseñar cómo observarnos a nosotros mismos, sino que tenemos que ser
una luz para nosotros mismos; y ,para ser una luz para sí mismo uno, no puede
seguir a nadie; cuando uno es una luz para sí mismo, no erige autoridades, no puede
tener un maestro, ni puede ser un seguidor. Cuando uno es una luz para sí mismo
es una entidad creadora y la creación no puede ocurrir si hay algún tipo de
pereza.
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La pereza es la esencia de la autocompasión; uno es perezoso, indolente, dado a
pensar superficialmente sin ninguna precisión. Nuestras mentes están tan
confundidas como nuestro corazón pues ambos están embotados. Y para entender la
pereza –no para entender cómo salir de la pereza-, uno tiene que aprender de
ella.
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Como hemos visto antes, aprender sobre un problema es más importante que
resolverlo, porque cuando uno ha aprendido sobre un problema ya lo ha resuelto.
Así que ahora vamos a aprender sobre la pereza, esa indolencia extraordinaria
que tenemos; sin acumular conocimientos sobre la pereza- lo cual es algo
puramente verbal-.
Aprender
implica investigar; y para investigar la mente debe estar libre para descubrir,
y, no existe esa libertad, si uno solamente está de acuerdo o si niega,
defendiéndose detrás de las palabras y conclusiones. Estas son distracciones que impiden la claridad
en que el aprendizaje debe tener lugar. Bien, ahora juntos vamos a aprender
sobre la pereza, algo que especialmente tienen las gentes que viven en los
climas tropicales como aquí, viviendo con gobiernos autoritarios, todo lo cual
los sumerge en un letargo mental y una indolencia que los hace aceptar
fácilmente las cosas. Tengamos en cuenta que para aprender debe haber una
libertad para cuestionar todo.
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Vamos pues ahora a aprender sobre este asunto que llamamos pereza. La esencia
de la pereza es la autocompasión . Voy a ahondar en esto de la autocompasión
porque, si no lo entendemos bien, no vamos a poder entender lo que sigue que es
el sufrimiento. Es bueno el estar desocupado, es bueno el estar desocupado en
el sentido de no estar en una actividad constante como una hormiga o como un
mono que siempre están haciendo algo. La mayoría de nuestras mentes siempre
están ocupadas con algo, palabras, problemas, ideas, decisiones, de manera que
la mente siempre está charlando consigo misma; nunca pues está desocupada,
nunca está quieta y vive en tensión . El caso es que una mente que está quieta
es muy perceptiva y de instante en instante recibe lo verdadero. Pero esa desocupación infinita no se puede
confundir con la pereza. Una mente desocupada es una mente extraordinaria,
porque ella no está atrapada en el afán de actuar ni está siempre charlando
consigo misma acerca de las cosas.
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Es decir existe la cualidad de estar desocupado, de estar quieto con un sentido
de indiferencia que es necesario. Pero esa quietud, esa sensación de infinita
desocupación, en la cual tiene lugar una instantánea visión de la realidad, es
posible solamente si uno entiende la pereza, una pereza que no sólo es del
cuerpo, sino que también es la pereza de aceptar ideas, pensamientos,
afirmaciones, las que, al igual que un tranvía, lo llevan a uno siempre por los
mismos rieles, pero uno no sabe ni se da cuenta que está atrapado en los
rieles. Esa es la pereza: no saber, no darse cuenta que nuestros pensamientos,
nuestros sentimientos y nuestras actividades siempre siguen la misma ruta, por
unos mismos rieles. De manera que lo que uno piensa ahora es lo mismo que
pensaba cuando tenía veinte o treinta años de edad, uno nunca cambia, no hay un
desvío, no hay nada nuevo, no hay nada fresco.
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También está la pereza del cuerpo, esa indolencia que tiene la mayoría de
gente, ellos creen que ellos pueden curar esa indolencia disciplinando el
cuerpo, forzándolo a hacer cosas, obligándolo, dirigiéndolo. Toda coacción
genera un conflicto y una mente que esté en conflicto con su cuerpo no le da
energía al cuerpo, al organismo, sino que crea un conflicto, y, ese conflicto
no es un factor que vaya a producir un cuerpo activo.
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De manera que el control, la disciplina, forzando el organismo a obedecer, a
levantarse de la cama aunque esté cansado y ponerse a desarrollar actividades
planeadas, crea resistencia, y, cuando hay resistencia, hay contradicción y esa
contradicción que uno no entiende produce pereza. Si uno ha estudiado su propio
cuerpo, vigilándolo, observándolo, entonces uno sabrá cuando ese cuerpo debe
descansar y cuando no. Entonces se da cuenta que uno no debe forzar su cuerpo
ni obligarlo a hacer algo, porque el cuerpo obrará naturalmente,
espontáneamente. fácilmente. Para hacer eso uno debe entender completamente el
proceso de su indolencia mental. Cuando una persona come con exceso y se
entrega a diversas formas de placeres, todo ello indica un alto grado de relajación
porque tiene la mente dormida y se ha entregado a sus apetitos que han formado hábitos
y un hábito es solo la irreflexiva continuidad del pasado.
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Entonces es importante entender el proceso de una mente que se ha vuelto
perezosa. Hay pereza mientras exista la conformidad que produce el situarse en
el pequeño rincón en donde uno se ha atrincherado con su familia para sentirse
seguro emocional y mentalmente sintiendo que uno ha logrado ciertos resultados
y se siente respaldado por estar en un punto donde se siente seguro, sin que
nada lo pueda perturbar y entonces en ese momento uno se vuelve perezoso y esa
pereza es la esencia de la auto-compasión.
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¿ Entienden lo que quiero decir con auto-compasión? Auto-compasión significa el
sentir que uno no tiene ninguna persona en que apoyarse, sentir que la demás
gente lo aparta, que lo ignora, que no lo ama , aunque uno pudiera amarlos;
sentir que uno es un fracaso, pero que va a triunfar; sentir que uno es alguien
importante o que no lo es; es decir la interminable afirmación de la persona
con sus lágrimas, sus alegrías, sus frustraciones, sus miserias. Es un hilo
continuo que nunca se rompe y que es el curso de la autocompasión y el cual
corre por toda la existencia y representa la pereza. Entonces con esa pereza
uno empieza a conformarse, a echar raíces, a engrosarse mentalmente. De esa
manera uno busca tener seguridad en esa pereza y una vez establece ese sentido
de seguridad psicológica uno forma un centro, desde el cual actúa y así uno vive
su vida de esa manera.
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Por favor, como antes les he dicho, no se pongan simplemente a escuchar lo que
digo, sino también observen su propia mente, su propio estado de conciencia y
vean qué tan cerca las palabras representan ese estado de conciencia y observen
la operación de su propia mente y, si hacen lo que les estoy diciendo, mis
palabras significaran algo, pero si ustedes lo único que hacen es confiar en
mis palabras, van a quedar vacíos sin entender nada, aunque busquen entender
durante todo el tiempo. Entonces, escuchar realmente es observar su propia
mente, y ver es observar el movimiento de su propio pensamiento, porque es ese
pensamiento y las palabras las que están impidiendo que ustedes escuchen y
vean. Y, si ustedes van a entender todo el problema del sufrimiento y el
problema de la acción, primero tienen que entender qué es auto-compasión.
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El sufrimiento es la acción y la interacción de la autocompasión y de la
memoria. Uno sufre porque ha perdido a alguien; uno sufre porque alguien no lo
ama, uno sufre por no poder tener un mejor empleo; uno sufre porque tiene celos
de otra persona que es más bella, mas sensitiva o más inteligente, y uno es
codicioso. Todas esa cosas le producen sufrimiento y conflictos. Pero el
sufrimiento no es una crisis imposible de controlar, ni tampoco es algo que uno
no pueda entender. Lo cierto es que uno puede cambiar su mente completamente y
uno puede quedar totalmente libre del sufrimiento de tal manera que el
sufrimiento no pueda ocurrir otra vez.
14 Si ustedes
me han escuchado atentamente, sin hacer esfuerzos, sin tener el deseo de
liberarse del sufrimiento, si me han escuchado con gusto, con placer, en la
misma forma que ustedes ven un atardecer u oyen el canto de un pájaro, u
observan una hoja que pareciera no estar relacionada con uno, entonces ustedes verán
que ya no tienen esa carga del sufrimiento, no sólo por un momento, no sólo por
un día sino que quedarán libres de él permanentemente.
15 Si
uno pudiera entender el hecho real del sufrimiento, no entender la idea del
sufrimiento, sino lo real de él, entonces tendría la clave para terminar con el
sufrimiento; porque hay la idea acerca del sufrimiento
y hay el hecho real del sufrimiento y estas dos
cosas son diferentes. La mayoría de nosotros tenemos la idea de lo que es el
sufrimiento. Por ejemplo, si mi hijo muere, si pierdo a mi esposa, si alguien
no me ama, si uno no es tan inteligente como algún otro, consideramos la idea más
importante que el hecho, porque no sabemos cómo enfrentar el hecho del
sufrimiento sin que la idea importe.
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Por favor entiendan la diferencia entre idea y hecho, porque cuando miramos con
la idea, realmente no estamos mirando. El establecer ideas sobre el sufrimiento
es autocompasión, las ideas son la respuesta de la memoria, algo diferente al
sufrimiento, al igual que tener una idea sobre la comida no es comida, pero la
mayoría de nosotros vivimos en las ideas ya sean heredadas o adquiridas,
estableciendo una comida mental que pensamos nos satisface. En esa forma
nuestras mentes se vuelven torpes, insensibles, dormidas y vacías.
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Al ver la realidad del sufrimiento, nos salimos de la autocompasión y nos
liberamos de la autocompasión. La autocompasión es una idea sobre uno mismo es
ponerse a preguntarse: ¿ Por qué me pasa
esta desgracia a mí y no a los demás? ¿
Por qué yo no soy tan poderoso , grande, ruidoso y vulgar como usted? ¿
Por qué me quitaron mi hijo? ¿ Por qué me tuvieron que quitar mi esposa? ¿ Por qué
no me aman? Todas estas preguntas surgen de la memoria y de la autocompasión y
es con esas ideas que uno mira a lo que considera que es su sufrimiento, un
sufrimiento que realmente no es sufrimiento, sino que es una expresión de su
sentimiento de autocompasión. Esto señores les debe parecer muy severo, pero
ese es el hecho, el hecho psicológico. Por eso, si usted le dice a una persona
que ha perdido su hijo, o su padre o un amigo que mire el hecho y no se ponga a
auto compadecerse, esa persona va a pensar que uno es un individuo cruel sin corazón,
sin compasión ni amor.
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El hecho es que todas las personas sufren. Si uno se observa cuando sufre
entonces de da cuenta que solamente, cuando uno entiende todo el proceso del
sufrimiento, queda por fuera del sufrimiento. Cuando uno observa su propio
sufrimiento, entonces se da cuenta de lo íntimamente relacionado que está ese
sufrimiento con la autocompasión y con todos los recuerdos del pasado. Son esos
recuerdos del pasado los que provocan la autocompasión y el sentimiento de
soledad. Entonces el sufrimiento se prolonga un día tras otro, un mes tras
otro. Uno, entonces, ha construido a su alrededor una muralla de autocompasión,
una muralla de recuerdos de sus frustraciones. Uno entonces vive en la casa de
la muerte, que ha perdido todo sentido. Y es desde esa casa que uno investiga
el sufrimiento y desde ahí uno lee libros tratando de descubrir cómo puede uno
escapar del sufrimiento.
19 Entonces, uno tiene sus dioses, sus libros,
sus películas, sus bebidas, sus mujeres, sus hombres, sus diversiones; todo a
un nivel igual, ya sea que uno tome un trago o vaya al templo, ambas cosas son
lo mismo, porque ambas cosas son escapes de una mente perezosa, la cual es la
pura esencia de la autocompasión. Uno no puede librarse de la autocompasión preguntando
cómo se libera de ella porque esa sería otra forma de auto-interés impulsada
por la autocompasión. Lo único que uno puede hacer es aprender acerca de qué le
impide mirar al hecho del sufrimiento. Ese hecho con sus angustias sus agonías,
su confusión, es decir con toda la miseria que lo tiene atrapado.
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¿ Cómo mira uno al hecho del sufrimiento? Si uno mira el hecho del sufrimiento
si ninguna autocompasión, sin ningún recuerdo de las cosas del pasado, ¿ existe
el sufrimiento?
Si no tengo ningún recuerdo de mi hijo que se
fue, de lo simpático que era, de lo alegre que era, si no pienso en lo que él
hubiera podido ser, si no me dedico a recordarlo, si no trato por medio de él
inmortalizarme a mí mismo, si no he puesto todo mi ser en él: -mis ideas, mis
esperanzas, mis miedos, mis
frustraciones- todo lo cual no son más que recuerdos de cosas que fueron, y, si
no tengo autocompasión –cuya esencia es sufrimiento- ni tampoco recuerdo las
cosas que fueron y ya no existen, entonces ¿ habrá sufrimiento? ¿ Podrá uno entonces observar cualquier suceso
con una mente diferente? Esa mente diferente no es perezosa, esa mente está
libre de los motivos que la hacen indolente, perezosa, inconsistente
En resumen la autocompasión y los recuerdos
son las causas que hacen la mente torpe, y que impiden que uno pueda tener la visión
completa e instantánea de los hechos.
21 De
manera que, si una mente entiende el sufrimiento, ella entiende el proceso
total de un pensamiento ego centrado y de una acción expansiva del ego, junto
con el mecanismo del hábito y el mecanismo de la memoria. Uno es el campo de
batalla de la memoria y nada más. Si uno quita sus memorias de infancia, sus
memorias de juventud, las memorias de todas las cosas que ha conseguido, de las
cosas que ha experimentado, las cosas que ha sufrido, de las cosas que uno cree
ser, entonces, ¿ qué queda? Queda un sentimiento de
soledad, de vacío de insuficiencia, el cual causa autocompasión y es ese
sentimiento el que trae infinito sufrimiento y fatiga. Ustedes me están
escuchando con el fin de entenderse a sí mismos, y cuando ustedes se entiendan
ustedes podrán borrar instantáneamente el proceso de la autocompasión.
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Ustedes no necesitan tiempo porque el tiempo no sirve para mutar, el tiempo no
trae un verdadero cambio, sino que él trae aceptación y establece los hábitos;
uno se acostumbra a vivir cansado, torpe y estúpido. Pero para acabar con esa
rutina de la autocompasión la cual causa sufrimiento, uno tiene que verla
inmediatamente y eso es algo que se puede hacer en el instante. Uno trata de
añadirle detalles al asunto, pero los detalles no interesan, los razonamientos
y las conclusiones tampoco interesan. Pero el hecho es que uno es incapaz de
encarar los hechos. Hechos tales como el de que uno ha perdido un hijo o que
uno no es tan inteligente como los demás, pero cuando enfrenta el hecho sin auto
compadecerse, sin buscar consuelos, sin buscar escapes, entonces uno queda
libre de todo porque no compara
23 Entonces, nuestra mente está ocupada con
sus cosas como lo hace la mayoría. Es obvio que uno debe ocuparse de sí mismo a
un cierto nivel tal como el nivel fisiológico o el nivel de cómo ganarse la
vida. Pero a un nivel más profundo, al profundo nivel psicológico, el auto interés
causa inacción, que es pereza. Si uno se ha observado sí mismo y al mundo que
lo rodea, se da cuenta que nuestras acciones son solamente reacciones, todas
nuestras acciones son solamente reacciones, son una respuesta de nuestras
simpatías y antipatías.
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Por favor, pongan atención a lo que les voy a decir porque quiero mostrar que hay
una clase de acción que no es una reacción ni tampoco es una acción producida
por una idea. Les quiero mostrar una acción que es el producto de negar toda reacción
y, que al ser así, esa acción es una acción creativa. Para entender la acción
creativa, para entrar en ese campo de la creación, que no es complejo pero sí
es un extraordinario estado de la mente, nosotros primero tenemos que entender
las reacciones que diariamente tenemos y que causan nuestra acción. Hay muchos
tipos de reacciones: rechazar, defender, resistir, someterse, acumular,
adquirir, etc.
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Por ejemplo: yo le digo algo que no le gusta y, entonces, usted me contesta rechazándolo.
A toda hora actuamos en esa forma. Uno está acondicionado a un patrón de vida
particular, el cual uno aplica diariamente en forma fija . Uno aplica patrones
internos y patrones externos y, cuando esos patrones son cuestionados, se
rebela de acuerdo con sus condicionamientos y sus hábitos y, a partir de esa reacción,
surge otra acción, de manera que se mueve de una reacción a otra reacción
durante todo el tiempo, y por eso uno nunca es libre. Esa es una de las causas
del sufrimiento, por favor entiendan esto.
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Hay dos tipos de reacciones: si uno ve algo feo uno debe racionar, si ve algo
bello uno debe reaccionar, si uno ve una serpiente venenosa, debe reaccionar;
si no lo hiciera estaría muerto, estaría insensible, pero uno sí está vivo.
Pero hay otro tipo de reacciones basadas en los condicionamientos que usted
tiene por vivir en una determinada sociedad o por haber tenido un cierto tipo
de experiencias.
Cuando
uno ve un árbol o una bella puesta de sol uno reacciona, porque está vivo. Pero,
cuando uno reacciona por tenerse autocompasión o con base en algunas
conclusiones, con base en unos hábitos, con base en algunos fracasos o éxitos o
esperanzas o en su desespero, entonces esas reacciones lo conducen a hacer
acciones incompletas que van a continuar la serie de conflictos, aumentando
nuestra miseria.
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Espero que vean la diferencia entre las dos clases de reacción. Una clase de
reacción en la cual uno ve y no se pone a traducir lo que ve en términos de sus
propios condicionamientos, la cual produce una acción real, y la otra clase de
reacción es cuando uno ve algo y dice” esto que veo es bonito y debo poseerlo”
Esa reacción es la respuesta de nuestros propios condicionamientos, de nuestra
memoria con su autocompasión. de nuestros deseos y todo lo que conllevan. Por
favor vean la diferencia entre estas dos reacciones. Hay una respuesta que nace
por una idea y hay otra que no se origina en ideas. La respuesta que se origina
en ideas y conclusiones, la que se origina en hábitos, en tradiciones, lleva a
la miseria de una esclavitud al pasado, y la respuesta sin ideas sino sólo
observando conduce a la libertad una libertad que no lo lleva a uno a un sitio
sino que simplemente uno es libre.
28 Únicamente la mente libre representa un
estado de negación, una negación de las reacciones positivas de una mente
condicionada. Solamente una mente que esté en un estado de negación puede ver
en un instante lo que es la verdad. Por favor, yo no estoy diciendo algo que
sea muy complejo, realmente no es complejo sino simple. Lo que pasa es que
debido a su simplicidad no lo van a entender. Sus mentes son tan complicadas
que buscan lo complicado, pero lo que les digo es simple. Sus reacciones son el
producto de sus condicionamientos como cristianos, como personas acomodadas,
como personas pobres, como mujeres, como hombres o como lo que sean, con todas
sus experiencias, sus esperanzas, sus dioses sus deseos, sus apegos, todo lo
cual los condiciona a ustedes y desde allí ustedes reaccionan y cuanto más
reaccionen esas reacciones entrarán más profundamente en se ser y ustedes se mantendrán
esclavizados a ellas y quedarán más limitados. Darse cuenta de eso es muy
simple y no necesita una gran investigación psicológica. Lo que demanda energía
y atención es el negar totalmente las reacciones positivas de una mente
condicionada; cuando uno niega, uno observa sin ideas y sin pensamientos,
entonces uno realmente sí está mirando.
29 Por eso señores cuando uno trata de entender
a un hijo malcriado, un hijo que es malcriado porque uno no ha sabido educarlo,
porque uno se lo ha encargado a un colegio y hasta allí ha llegado, de manera
que el joven se ha vuelto una máquina. Esta no es una charla sobre educación.
Si uno tiene un hijo, uno tiene que observarlo, vigilarlo y su uno quiere
aprender de ese hijo, uno no le dice como debe ser él ni lo obliga a hacer una
cosa u otra, solamente uno observa y aprende porque es el corazón es el que
responde y no nuestra pequeña mente posesiva.
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Es decir, uno tiene que aprender acerca de sus hijos. Pero eso no se puede
hacer si uno se pone a reaccionar con la autoridad de padre con su extraordinario
sentido de importancia, como si uno hubiera producido un mundo maravilloso. Si
uno quiere entender a su hijo uno debe verlo sin su pensamiento, sino
descubriendo cómo siente su hijo y que piensa él. Entonces, si uno mira a su
hijo de esa manera, su mente en ese momento está vacía, porque uno está
interesada en él. Uno no lo reviste con sus ideas, ni con sus esperanzas, ni
con sus miedos, sino que uno quiere descubrir quién es su hijo.
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Entonces, uno ve la verdad, si uno puede mirar un acontecimiento doloroso, tal
como la muerte de un hijo, viendo sólo el hecho, sin ninguna reacción, ni autocompasión,
ni recuerdos. Pero la mayoría de nosotros cae en la autocompasión, porque no
tenemos otra cosa con la cual vivir, y la autocompasión se vuelve nuestro
alimento. Y, cuanto más viejos somos, más importantes se vuelven los recuerdos
de las cosas pasadas..
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Entonces, la acción nacida de la reacción trae sufrimiento. La mayoría de
nuestros pensamientos son reacciones al pasado y están en el tiempo. Una mente
que no está en el pasado y que ha entendido el proceso total de la reacción,
puede actuar en cada momento en forma total, completa e íntegra.
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Ahora, escuchen con atención, porque lo que les voy a decir puede ser un poco difícil.
34 Por favor escuchen, como si estuvieran
lejos y tuvieran que aguzar sus sentidos. Les voy a hablar sobre algo que
ustedes habrán descubierto si han atravesado todo nuestro discurrir, suavemente
y con gusto. Cuando uno ha recorrido todo el proceso de una acción nacida de la
reacción y lo ha negado sin brusquedad y con gozo, sin ningún pesar, verán que
ustedes han llegado en forma natural y fácil a un estado de su mente que es la
esencia de la belleza.
35
Uno debe entender la belleza, porque una mente que no es bella una mente que no
queda fascinada con un árbol, con una flor, con un rostro amoroso, con una
sonrisa, una mente que no se detiene en el mar a contemplar las inquietas olas,
una mente que carece del sentido de la belleza, esa mente nunca va a encontrar
el amor ni la verdad. Uno ha negado la belleza porque esa belleza requiere pasión,
esa belleza demanda toda su energía y una total atención sin distracciones, una
atención que es
negación,
-que es un estado de negación-.
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Y es solamente a través de la nada que ocurre la creación, ya que, como
producto del vacío, esta la creación que es la suma de toda la energía. Uno no
puede llegar a esa energía, uno debe situarse lejos de ella, uno debe perder su
ego, lejos, uno debe olvidarse de sí mismo, y cuando uno llegue a esa energía
uno debe estar inmaculado, sin un recuerdo, sin pensamientos, sin memorias.
Realmente no hay nada que uno vaya a experimentar, y, si uno busca experimentar,
todavía está en el campo de lo conocido, en el campo de las cosas pasadas.
37 Estoy hablando de una mente que no es
perezosa y que no se auto compadece, una mente que no tiene memoria exceptuando
la memoria mecánica que se necesita para vivir, como la de memorizar la vía
para ir a la oficina y hacer las otras cosas mecánicas que se requieren para subsistir.
Esta mente no perezosa, no tiene memoria, porque no hay memoria psicológica, y
eso hace que no existan experiencias ni tampoco retos, y es solamente esa mente,
que es en sí misma realidad, que es en sí misma creación, la que es la belleza.
38
La belleza no está en un rostro por pulido que ese rostro sea. La belleza no es
algo que pueda ser armado por el ser humano. la belleza no es el resultado de ningún
pensamiento ni de ningún sentimiento. La
belleza es la comunión con todo sin que ella sea una reacción, comunión con lo
feo y con lo llamado bello. Esa comunión sale de la nada y en el estado de
belleza se halla la belleza que es amor.
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Marzo 4, 1962
Krishnamurti: el gurú que nos libra de los gurú y nos ayuda a volver a nosotros mismos, para ya no depender de nadie más. Ni de templos, ni de religiones, ni de psicoterapias... Magnífico, como siempre, Krishnamurti. Mis más sinceras gracias al traductor o traductora.
ResponderEliminarBuen análisis
ResponderEliminarEso no es para analizar es para ver
ResponderEliminar¡Qué va! Krishnamurti ignora mucho la esencia del ser humano. Donde la memoria autobiográfica constituye una parte importante de nuestro ser. Solo una vez podemos ser nosotros mismos, si nos tratamos de negar para iluminarnos y ver "verdades"... tal vez estaríamos dirigiéndonos hacia la no-vida. La vida tiene que ser negativa, sufrida, frustrada y reafirmativa a partir de la subjetividad propia.
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