lunes, 9 de diciembre de 2013

 DESEO, PLACER, DOLOR Y MUERTE 



Uno tiene que aprender el arte de escuchar, el arte de ver y el arte de aprender. Escuchar no es traducir lo que uno oye de acuerdo con sus propios condicionamientos, sino más bien tratar de descubrir no sólo lo que el que habla dice, sino también escuchar sus propios pensamientos, sus propias emociones, sus propias reacciones; sin tratar de cambiarlos, sin tratar de suprimirlos, solamente observándolos para así escuchar muy atenta y calladamente. También existe el arte de ver, no sólo con nuestros ojos físicos - con sus respuestas ópticas -, sino también mirando más allá de las palabras, leyendo entre líneas - como sea posible -para ver que está detrás de las palabras, porque las palabras no son la realidad. La descripción de la montaña no es la montaña, la palabra "río", con todo lo que hay detrás de un río - su vitalidad, su enorme volumen de agua - no es aquello que está vivo. Por eso uno tiene que observar muy atentamente, agudamente, con un gran cuidado; ya que el arte de ver es un asunto muy complejo.

Está también el arte de aprender. Estamos acostumbrados a acumular conocimiento - conocimiento a través de la experiencia y la memoria almacenada en el cerebro -, y siempre estamos funcionando en el campo de lo conocido. Lo conocido es el pasado modificado por el presente, el cual continúa en el futuro. Dentro de esa área, dentro de ese campo, siempre funcionamos. Y nosotros consideramos que se aprende por medio de la experiencia que se almacena como memoria, funcionando con esa memoria en una forma hábil o torpe. Esto es en donde nuestras mentes están girando siempre: lo conocido, el conocimiento, el acto de aprender y la acumulación de más conocimiento como producto del acto de aprender. Este es el ciclo en el cual nosotros funcionamos siempre. Pero hay una forma totalmente diferente de aprender: un aprendizaje que no es acumulativo.

Como decíamos ayer, tenemos que leer ese libro que somos nosotros. Cada uno de nosotros es el contenido total de la humanidad, siendo la humanidad los dolores, los placeres, los deseos, las ansiedades, los pesares, las rencillas, las nacionalidades, la conciencia; todo eso está en el libro - el libro que es cada uno -. El libro no es diferente a uno: uno es el libro. Es importante entender que lo que uno lee es a uno mismo, que uno no es diferente de lo que lee; y, si uno interpreta lo que lee de acuerdo con su deseo, de acuerdo con su placer o miedo, entonces uno no va a leer ese libro en absoluto. Ese miedo, esa ansiedad, ese sufrimiento son parte de uno. Si uno realmente quiere leer ese libro, tiene que darse cuenta que el observador es aquello que el mismo está leyendo: el observador es lo observado. El pensador es el pensamiento. No hay un pensador diferente del pensamiento. Este es un hecho. El experimentador es lo experimentado. La mayoría de nosotros creemos que el pensamiento es diferente del pensador - ese que siempre está tratando de controlar y suprimir el pensamiento. Cuando uno realmente observa que el pensador es el pensamiento, entonces la división entre pensador y pensamiento llega a su fin, y por lo tanto el conflicto llega a su fin. No hay separación entre el pensador y el pensamiento. El pensamiento hace al pensador y el pensamiento separa al pensador. Después el pensador se vuelve el amo que controla al pensamiento. Y este control, esta supresión, este disciplinar del pensamiento es hecha por el pensador que el pensamiento está creando. Por lo tanto, el pensamiento es el pensador, ¿ está claro? No hay división entre el pensador y el pensamiento.

Cuando aparece esta división debe de haber conflicto: ésa es una ley. Hay división entre los musulmanes y los hindúes, entre unos budistas y otros, entre los católicos y los protestantes, etc. etc. Cuando hay división nacional, religiosa, o lo que sea debe de haber conflicto. Nuestras mentes están acostumbradas al conflicto desde cuando nacemos hasta cuando morimos. Es una perpetua lucha, una perpetua disputa, una constante batalla - dentro de uno mismo y afuera -; y , si uno se da cuenta - no verbal ni intelectualmente - del hecho de que el pensador es el pensamiento y de que no existe división entre los dos, entonces uno empieza a entender la naturaleza del conflicto y el final del conflicto.

Esta tarde vamos a inquirir en la naturaleza del deseo, del placer, del sufrimiento; y, si hay tiempo, en el significado total y el sentido de la muerte. Cualquier hombre que esté bien interesado en la humanidad, en el sufrimiento humano, en el conflicto, la violencia y en todos los trabajos que el hombre pasa en su vida, debe inquirir en la naturaleza y estructura del deseo. El deseo juega una parte inmensa en nuestra vida. El deseo varía cuando uno crece, cuando uno se vuelve más maduro: el objeto del deseo varía, pero el deseo es el mismo. No importa si lo que uno desea es un carro, una mujer, dios o la iluminación: el deseo es el mismo. No hay deseos nobles ni deseos innobles: sólo hay deseos. El factor constante en la vida es el deseo con una voluntad para cumplirlo. El deseo es voluntad. La voluntad es la condensación del deseo, y nosotros operamos, funcionamos por la voluntad: "yo debo o yo no debo". Esta actividad constante de la voluntad es la esencia del deseo. Con sólo examinar el deseo, uno empieza a ver, a tener una visión interna de su naturaleza. Cuando uno tiene una visión interna, una comprensión de algo, no es necesario definir su estructura, lo cual se volvería una cuestión puramente verbal. Cuando uno mira, examina el mecanismo de un reloj, lo desarma, lo analiza, ve como trabaja, uno está aprendiéndose el movimiento del reloj -aprendiendo como trabaja, como opera cuando él se mueve.   ¿ Correcto?

Aquí estamos examinando el deseo. Uno sabe que es el deseo, la mayoría sabe eso. Primero,  ¿ por qué el deseo juega un papel tan importante en nuestra vida? La mayoría de los grupos religiosos - los monjes de varias denominaciones religiosas - han dicho siempre: trasmute o suprima el deseo, si usted quiere servir a dios, no debe de tener deseos de tener el mundo, ni de mujeres, ni de hombres, etc. etc. Siempre, para disciplinar el deseo ha existido un proceso represivo. Pero ahora nosotros no estamos suprimiendo el deseo, ni evitando, ni trasmutando, ni racionalizando; sólo estamos examinando la naturaleza del deseo. No es asunto de tratar de evitarlo ni tratar de examinarlo con el fin de escapar de él. Estamos yendo juntos dentro de la naturaleza y estructura del deseo. Entiendan, por favor, que estamos examinando muy de cerca qué es el deseo. Si uno entiende la naturaleza del deseo, ve que no es una cuestión de suprimirlo, evitarlo o racionalizarlo.     ¿Está eso claro? Entonces nos estamos preguntando: ¿ Qué es el deseo? Obviamente la palabra no es la cosa, ni tampoco lo es la reacción que ella nos produce. Debemos tener claro que cuando usamos la palabra "deseo", esa palabra no es una reacción, no es el simple sentimiento de querer algo.

En este país abundan los bellos árboles, hay encantadoras nubes, maravillosas flores y robles. Como sabemos hay muy poca belleza en nuestra vida; nunca estamos con la belleza. Todos estamos ocupados con nuestras propias preocupaciones, problemas y ansiedades. Nunca miramos un atardecer ni gozamos de la belleza de la luz. Estamos perdiendo no solamente la apreciación de la belleza externa, sino que pocos de nosotros tenemos belleza interna, esa belleza que no depende de las cosas, de las pinturas, de las estatuas ni de nada externo. Esa belleza viene solamente cuando hay gran amor, gran compasión. Esa es realmente la belleza y también debemos inquirir qué es la verdad. Sin esa gran fuerza de la belleza, uno nunca puede llegar a aquello que es la verdad.

 Entonces, ¿ qué es el deseo? El hombre ha sido acosado por él, y por el conflicto que subyace en el mismo deseo. ¿ Estamos juntos examinando, explorando, aprendiendo la naturaleza del deseo?  ¿ No es el comienzo del deseo la percepción, el ver? Voy a entrar en esto cuidadosamente, lentamente. El ver con nuestros ojos - la percepción óptica de ver las flores, el carro, la mujer, el mundo, es el  comienzo del deseo; el ver, el probar, el oler. Entonces al ver un árbol, una casa, un carro, una mujer, un bello jardín; viéndolo y tocándolo, haciendo contacto con él hay una sensación. Entonces el pensamiento crea una imagen de uno poseyendo ese jardín, ese carro, esto o aquello.  ¿ Correcto? Es decir, primero ver, contactar, tocar, luego la sensación. Cuando el pensamiento crea una imagen, ése es el comienzo del deseo. ¿ Han entendido? Es un hecho muy simple. El sólo ver, entrar en contacto, sentir, es algo natural, y también es normal crear una imagen poniéndose esa camisa azul, o esa túnica particular y en ese momento nace el deseo. Uno puede verlo por sí mismo. Uno ve unos bonitos pantalones; primero es el ver, el entrar al almacén, el tocarlos, luego el pensamiento que le dice lo bien que se vería uno con ellos puestos; uno ha formado la imagen, y, en ese momento el deseo ha florecido. ¿ Correcto?  Entonces entendamos esto cuidadosamente: cuando el pensamiento ha creado una imagen, ése es el comienzo del deseo.  ¿ Puede esa imagen finalizar?

Ahora bien,  ¿ Puede uno aprender sólo el hecho de ver, de tener contacto y sensación, sin permitir que el pensamiento forme una imagen?  ¿ Han entendido? Uno ha aprendido el hecho de que el deseo empieza cuando el pensamiento interfiere con la sensación. En el pasado un incidente placentero quedó grabado en el cerebro y el deseo dice: yo debo tener algo más de ese placer. ¿ Ven ustedes cómo la naturaleza del deseo llega?  Si uno, por una vez, ve realmente eso, nunca aparecerá la inquietud de suprimirlo, de tratar de controlarlo o de tratar de cambiarlo. Si uno ha entendido como surge el deseo, y está consciente en ese momento, poniendo una completa atención en el instante en que el pensamiento crea la imagen, entonces no existe el asunto de suprimir, evitar o racionalizar el deseo.

El deseo es placer. Todos nosotros somos esclavos del placer: placer de la posesión, placer del poder - no el poder de los grandes políticos, sino el poder que uno tiene sobre su mujer, sobre sus hijos -. Esa es una forma de placer. El hombre persigue el placer sin nunca parar. Si uno no está contento con una cosa, uno va tras de otra. Si uno no está contento con su esposa, o con su esposo, uno los cambia. Existe una búsqueda del placer; el placer es algo totalmente diferente al gozo. El placer ha sido uno de los factores directrices de la vida del hombre. Entonces uno debe de comprender el placer: placer sexual, placer de las posesiones, placer del dinero, placer del asceta cuando entrena su cuerpo, placer de las creencias y el singular placer de un hombre que tiene fe en algo. Un hombre, por ejemplo, tiene fe en dios, y ése es un placer tan grande que él no quiere ser perturbado. Ahora vamos a examinar la naturaleza del placer.

El gozo es algo totalmente diferente del placer. Cuando uno ve un maravilloso atardecer, o un vasto río que corre, hay deleite, hay belleza en eso. La mente ha registrado ese río, la belleza de sus aguas, las luces que refleja, la veloz corriente; o ella ha registrado la gloria de un atardecer; y todo eso le ha dado a uno gran placer. Y uno quiere que eso se repita, regresa al día siguiente para ver ese río otra vez, esperando tener el mismo placer. El gozo no es placer, porque uno goza y ahí termina; pero en el momento que eso queda registrado, hay una búsqueda de lo que uno ha gozado, de aquello con lo que uno ha experimentado placer. Esa es la continuación del pasado a través del presente en su camino hacia el futuro. Este es nuestro movimiento constante en la vida: deseo y placer. El placer busca también evitar los castigos, persistiendo en aquello que sólo da placer. Por lo tanto nuestras mentes funcionan siempre dentro del área del castigo y la recompensa. Si uno es una persona religiosa, uno cree que el cielo es el máximo placer, porque el cielo es la recompensa por haber obrado bien y haber vivido correctamente. Si uno no ha obrado bien, cree  también que hay otro lugar para el castigo. Siempre hay esta idea de recompensa y castigo.  ¿ Son amor el placer y el deseo?  La palabra amor ha sido tan mal usada, tan degradada, que ella ha perdido su belleza. Debemos preguntarnos si el amor es placer o deseo. Ya volveremos a ello más tarde  después de examinar el asunto del sufrimiento.

El hombre ha vivido con el sufrimiento por siglos y siglos y aparentemente nunca ha sido capaz de terminar con él. El sufrimiento es una de las formas como acostumbramos reaccionar ante algo desagradable, ante algo que nos produce mucho dolor, sin nunca hallarle una solución. Hay varias formas de sufrimiento: uno sufre no sólo por la pérdida de aquellos que pensábamos que amábamos - debido a su muerte - sino también uno sufre al perder una posición. El sufrimiento es pobreza, injusticia, descontento con uno mismo, en fin, sufrimiento es el completo estado de ignorancia en que vive el hombre, aunque el haya acumulado vastos conocimientos sobre el cielo, la tierra, la materia y la tecnología. Vivimos con el sufrimiento y lo hemos aceptado. Nunca nos hemos preguntado: ¿ Puede el sufrimiento terminar? Existen gentes que dan explicaciones de cómo alejarnos del sufrimiento: tenga fe en dios, fe en su salvador, fe en Buda, fe en Cristo o en quien sea. Es así como nosotros hemos soportado el sufrimiento en forma interminable y estamos preguntándonos si el sufrimiento puede tener fin, no temporalmente , sino completamente; en tal forma que la mente acostumbrada a bregar con dolores y pesares, tenga un estado totalmente diferente, que marche diferentemente. Una mente que sufre no puede pensar claramente, una mente que sufre no puede tener amor, una mente que sufre escapa hacia imágenes fantásticas, una mente que sufre no tiene relación con los demás. El sufrimiento se vuelve aislamiento.

No solamente hay sufrimientos personales, sino que hay sufrimientos universales - sufrimientos de toda la humanidad -: el sufrimiento de una guerra: lágrimas  derramadas por millones y millones de gentes, madres que pierden a sus hijos, hombres ambiciosos que quieren ser grandes y al no poderlo hacer sufren. Hemos hallado como solución del sufrimiento, los consuelos. Cuando uno sufre, busca consuelo, y ese consuelo puede ser real o ilusorio - alguna fantasía romántica de la imaginación. Nos estamos preguntando si el dolor tiene un final. Sin finalizar el dolor no existe la compasión.  ¿ Por qué sufre uno?  Uno sabe lo que es el sufrimiento, pero uno nunca se ha preguntado porqué existe, ni ha penetrado en el sufrimiento sin depender de nadie, sin depender del Buda o de lo que él dijo, o de lo que otros líderes religiosos dijeron en otros países. Pongamos todo eso de lado, porque lo que ellos dijeron puede ser verdad o puede no serlo, pero uno como ser humano sufre; y , si uno no resuelve ese problema y lo termina, la vida se vuelve cada  vez más mecánica, más y más repetitiva y más bien superficial. Entonces es importante inquirir si el dolor va a terminar.

¿ Qué es el dolor?  Es la pérdida de algo, la pérdida de un trabajo, la pérdida de alguien de los que uno llama sus seres amados, la pérdida del prestigio, del poder, de la posición, del dinero. ¿ Es el dolor acaso auto-compasión?  Examinemos eso, por favor, ahora que estamos hablando. El que habla es sólo un espejo que expresa el libro de la vida que está en ustedes. Entonces , ¿ qué es el dolor?  La pérdida de alguien, la soledad del hombre, el aislamiento del hombre, el pesar que se experimenta al no tener relación con los demás y finalmente la muerte. Examinemos eso, señor. Uno tiene que ser muy preciso al examinar estas cosas. ¿ Es el sufrimiento auto-compasión?  La pérdida de alguien en quien uno ha puesto todo su afecto, sus cuidados, y al morirse esa persona, al irse, lo está abandonando a uno y uno se siente completamente miserable. Esa es una forma de pesar; también hay otras, cuando nuestra mente se ha vuelto tan tradicional, tan repetitiva, tan mecánica, que uno no puede ver ciertas cosas inmediatamente - cuestiones que son verdades instantáneas -  y eso es otro gran pesar. Cuando uno se pone viejo, viene la enfermedad, el cuerpo se marchita y la mente lentamente pierde sus capacidades. Mirando todos esos factores, uno tiene que descubrir cuál es su reacción ante ellos; cuál es su respuesta ante el poder, ante el dinero, ante la posición, la justicia, la revolución social. Uno quiere descubrir si uno es realmente una persona seria y religiosa. Uno quiere hallar esa cosa sin tiempo que es la verdad.

La mente que está confusa, incierta, insegura, está siempre sufriendo. El hecho de que la mente no haya encontrado seguridad es también otro factor del sufrimiento. Uno puede tener seguridad en su trabajo, uno puede tener seguridad en su familia, seguridad en las creencias  - aunque no hay seguridad alguna en las creencias o en la fe, porque la duda destruye la fe, la duda destruye todas las creencias -.  Pero el hombre al final de todas estas explicaciones todavía sigue sufriendo. El no sólo sufre por sí mismo, sino que también ve el mundo con toda su miseria, confusión, pobreza, fealdad, violencia y guerras. Cuando uno ve todo eso hay también un gran dolor. ¿ Puede terminar el dolor?  El que habla dice que sí. ¿ Puede uno permanecer con el sufrimiento, sin ningún movimiento del pensamiento? En el momento en que surge el pensamiento y dice : " debo hallar una forma para salir de esto ", el sufrimiento todavía permanece. Uno solamente está huyendo de él. Pero si uno permanece completamente inmóvil con esa cosa que uno llama sufrimiento, entonces uno verá que el sufrimiento termina completamente, y entonces hay un comienzo totalmente diferente.

Vamos también a inquirir juntos en lo que es la muerte. La muerte es parte de nuestra vida. Lo vivo y lo muerto: lo vivo con toda su fealdad, su belleza, sus trabajos, ansiedades y luchas; y la muerte es el final del organismo a causa de la enfermedad, la vejez o un accidente. La mayoría de los seres humanos, ya sean religiosos o no, están temerosos de la muerte. Es decir, ellos están vivos y entonces dicen que la muerte puede ser pospuesta. ¿Entienden lo que estoy diciendo?  Hay un intervalo entre la vida y la muerte. Ese es un hecho.  ¿ Por qué la mente ha separado el morir del vivir?  Ese es nuestro siguiente problema. Descubramos en nuestro corazón, en nuestra mente, porqué el hombre ha separado lo vivo de lo muerto. Esto significa:  ¿ Por qué el tiempo ha venido a colocarse entre la vida y la muerte?  Este tiempo puede ser de años o de dos días. Hay un intervalo entre lo vivo y lo muerto que es de tiempo. ¿ Por qué?  Para descubrir esto, uno tiene que inquirir qué es vivir y qué es morir. Puede que uno ya tenga explicaciones sobre la muerte, puede que uno tenga lista la creencia de la reencarnación, del karma; lo cual significa que uno está tan condicionado que su mente se ha estrechado a una creencia, a una conclusión, que uno es incapaz de contestar esta pregunta, es decir, nuestra mente se ha vuelto una esclava de las palabras, esclava de las creencias o esclava de alguna clase  de conclusión o idea consoladora. Ahora bien, para inquirir sobre la muerte, uno debe inquirir sobre lo que es la vida.

¿ Existe un vivir en nuestra rutina diaria? ¿ Cuál es nuestra vida diaria?  - un trabajo desde la mañana  hasta  la noche, desde las 9 am. hasta las 6 pm, un día tras de otro, un mes tras de otro, un año tras de otro -.  Hay también otra parte de la vida: la vida de familia, con su esposa, con sus vecinos, conflictos entre uno y su esposa o esposo, deseos sexuales, éxitos, búsquedas ,  conflictos que existen interminablemente entre los seres humanos , el conflicto entre lo que es y lo que debería de ser y el querer continuar en el poder político o religioso. Entonces, ¿ qué es vivir?:  una continua lucha con algún gozo ocasional, una búsqueda del placer,  temores; ésa es toda la vida, nadie puede negarlo. Uno no tiene que acudir a ningún sacerdote, a ningún psicólogo, a ningún gurú para saber esto; ésa es nuestra vida, mecánica, repetitiva, creyendo en algo que no tiene valor. Lo que importa es lo que uno hace, cómo actúa uno, cómo se comporta, eso es lo que importa. Lo que nosotros llamamos vida es el apego a otros, con  miedos, ansiedades y celos. Cuando hay apego hay corrupción. Cuando un hombre está en el poder y se apega a ese poder, él está respirando corrupción. Uno ve todo esto sucediéndose ante sus ojos, ante su propia nariz. Eso es todo lo que es la vida. Uno tiene miedo de que eso se le vaya, la ida de eso es la muerte.

 ¿Correcto?  Eso es lo que consideramos que es la muerte. Uno está apegado a su dinero, a su posición, uno está hueco por dentro, es insuficiente. Todo eso es vivir y uno persiste en ello. Eso es lo conocido, lo que todo el mundo conoce, y lo desconocido es la muerte.

Uno puede decir que hay reencarnación y otras cosas parecidas, pero ésta que hemos descrito es su clase de vida. ¿ Puede uno, mientras está vivo, terminar con sus apegos?  - apegos a una creencia, a una persona, a una familia, a una idea, a una tradición particular -, ¿ puede uno dejar eso?. La muerte va a hacer que uno deje sus apegos. Uno puede estar apegado a una persona muy profundamente, porque uno es un solitario, uno necesita consuelo, uno necesita compañía, uno no puede mantenerse solo. Por ello uno depende de alguien, hay apego y cuando existe el apego aparecen los celos, la ansiedad, el miedo y todos los actos que se desprenden del apego lo cual significa desintegración. Ahora bien la muerte le dice: termine con eso, usted va a morir.  Mientras uno está vivo, ¿ puede terminar con eso?  ¿ Entienden mi pregunta?  Es en esa forma, como el final es el comienzo de algo totalmente nuevo, finalizamos los apegos por completo, lo cual es la muerte-. Cuando uno termina con ellos, completamente, hay una dimensión totalmente diferente de la existencia. ¿ Entonces qué es la muerte?

Hemos examinado que es la vida con su caos, miseria, confusión y su constante lucha. ¿Qué es la muerte?  La muerte no es sólo la del organismo físico  - muerte del cuerpo por la vejez, enfermedades, accidentes, malos hábitos, por darse gusto sin cesar, sensaciones, apetitos, excitaciones y un gradual marchitarse -, sino que también decimos que existe algo que no puede morir: el espíritu, el atman, un algo que es permanente. Hay muchas creencias como la de que cuando uno muere uno reencarna. Algunos creen muy seriamente en todo esto, siguiendo los conceptos religiosos y otras varias clases de conceptos. Un concepto no representa la comprensión de una mente que penetra atravesando todas las ilusiones, dogmas y rituales. Entonces,  ¿ Hay algo permanente en el hombre?  ¿ Hay algo permanente en uno?  Si hay algo permanente en uno entonces existe la posibilidad de renacer en la próxima vida. El sólo creer en la reencarnación no tiene sentido. Si uno cree en ella, entonces lo que uno hace ahora,  - hoy -  interesa infinitamente.

Entonces,  ¿ Hay algo permanente en uno?  ¿ "el mí", el yo, la mente que dice: yo soy permanente?-, o  ¿todo se está moviendo, cambiando y no hay nada permanente? ¿ Son sus relaciones con los demás permanentes y sus dioses permanentes?  - siendo los dioses algo puesto por el pensamiento para su consuelo, para escapar de las desdichas de la vida diaria hacia un algo precioso que es ilusorio. Nos preguntamos:  ¿ Hay algo permanente en la vida?  El océano es permanente, los ríos y las montañas son permanentes. Aparte de eso, ¿ existe algo permanente, duradero, constante en la vida?  El "mí", el "yo", el ego, han sido juntados por el pensamiento; el nombre, la forma, la idiosincrasia particular, las capacidades, ciertas formas de educación, etc. etc. Todo eso es el resultado de una cultura,  ¿ hay allí algo permanente?

Uno no es permanente, sus pensamientos no son permanentes, ellos están cambiando, se están modificando constantemente. Uno recibe consuelo de sus creencias y piensa que en sus creencias existe la seguridad. Las creencias son sólo unas palabras, sólo ideas, conceptos, y uno hace su refugio con esos conceptos. Esa no es seguridad, ésa es una forma de ilusión. Por lo tanto, no hay nada, sea lo que fuere, permanente. Darse cuenta de eso puede ser muy deprimente, triste, pero no lo es. Cuando uno ve el hecho de que no hay nada permanente, ese mismo ver es inteligencia, y en esa inteligencia hay completa seguridad. Ella no es su inteligencia ni mi inteligencia es sólo inteligencia. Mientras que exista apego, deberá haber desintegración. Ver la verdad de esta afirmación inmediatamente, y finalizar los apegos inmediatamente es inteligencia; una inteligencia que no es algo suyo ni de otro, que es solamente inteligencia; ella es algo infinito. Como dijimos, cuando hay compasión, entonces ahí está la inteligencia.

Colombo,
Noviembre 15 de 1.980
         

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